La calidad distintiva de esta fruta se debe al conocido clima templado de Madeira, así como a la fertilidad de los nutritivos suelos volcánicos. Pero el tipo de uva cultivada también juega un papel decisivo en esta ecuación. Existen más de 30 variedades de vino de Madeira. Sin embargo, las más utilizadas hoy en día son las cuatro más nobles (sercial, verdelho, bual y malvasía), así como terrantez y tinta negra. Entre los vinos secos, destaca la variedad sercial, de color claro y sabor ligero, ideal como aperitivo. Por su parte, el verdelho encabeza el grupo de los semisecos, afirmándose por su color dorado y su sabor delicado, adecuado para las comidas.