Madeira está marcada en gran medida por la omnipresencia del océano. El mar forma parte del ADN de las islas, de sus gentes y, por supuesto, de la mayoría de sus paisajes. Pero si vale la pena pasar varias horas contemplando el Atlántico desde el archipiélago, ¿y qué decir de la oportunidad de observar tranquilamente los paisajes de Madeira mientras se flota en el mar? Esta es precisamente la experiencia de la que puede disfrutar al realizar un viaje en barco en Madeira.