Dos días de aventura en la costa norte de Madeira

Exploramos la exuberante y escarpada costa norte de Madeira, desde las piscinas volcánicas naturales hasta los épicos miradores y las tradicionales casas de Santana.
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Digital Travel Couple
Descubrimientos emocionantes para dos
Fecha:
jun. 04, 2025
Tiempo de lectura:
-min
Era una cálida mañana de verano cuando salimos hacia la costa norte de Madeira en una escapada de dos días desde nuestra base en Funchal. Siguiendo las sinuosas carreteras que ascienden por las montañas, rodeados de exuberante vegetación, no podíamos dejar de decir «¡Guauuuu!», mientras unas vistas espectaculares se revelaban a la vuelta de cada curva. Enseguida quedó claro que la costa norte de Madeira es increíblemente verde, escarpada y virgen. Todas estas cosas nos encantan, así que estábamos impacientes por explorar las rutas de senderismo, los miradores y las piscinas volcánicas. Nuestra primera parada fue el Miradouro do Guindaste, un impresionante mirador costero que resulta especialmente encantador al amanecer, ya que está orientado al este. Con unas vistas maravillosas de los escarpados acantilados y las olas rompiendo debajo, fue una forma fantástica de empezar nuestro viaje por la costa norte.
costa norte madeira
Continuamos hacia el noroeste, en dirección a las Casas Típicas de Santana. Estas casas de forma triangular y tejado de paja representan un estilo tradicional de Madeira y son una visita obligada si te encuentras en la costa norte de la isla.
Tras esta parada cultural, nos dirigimos a otro increíble mirador, a pocos minutos en coche de las casas de Santana. La única forma de contemplar esta fantástica vista es desde el Hotel Quinta do Furão. Aunque se aparca en la propiedad del Hotel, el mirador está abierto al público y se puede acceder a él sin molestar a los huéspedes. Nos sorprendió este lugar único, donde no solo se pueden ver espectaculares acantilados y vistas del océano, sino también una hermosa cascada que se precipita directamente al mar. ¡Es muy chulo y merece la pena visitarlo! Además, puedes disfrutar de un café o una comida en el restaurante del hotel ―también llamado Quinta do Furão―, lo que lo convierte en un lugar perfecto para almorzar o tomar algo. Probamos la tarta de manzana con café, ¡y fue la mejor tarta de manzana que hemos comido nunca!
Con la barriga llena, continuamos nuestro viaje por la costa norte de Madeira. Era hora de calzarse las botas de montaña y explorar el bosque de laurisilva, enclavado en un fascinante valle con vistas que parecen de otro planeta. A lo largo del sendero, pasamos por varias cascadas y admiramos el exuberante paisaje, rodeado por algunas de las montañas más bellas de la isla.
costa norte madeira
Tras terminar la caminata, nos dirigimos a nuestro hotel en São Vicente para pasar la noche. Este pintoresco pueblo cuenta con una antigua capilla en lo alto de una colina que domina el valle y las montañas circundantes. Como se auguraba un hermoso amanecer para la mañana siguiente, nos levantamos temprano para captar las primeras luces del valle. Nos encanta fotografiar amaneceres y atardeceres, así que aprovechamos la oportunidad para capturar la capilla de São Vicente y el impresionante paisaje.
são vicente madeira
Como el día estaba soleado y agradable, decidimos relajarnos unas horas en la playa de Seixal antes de dejar el hotel. Está a solo diez minutos en coche de São Vicente, así que pudimos darnos un chapuzón en el mar y volver al hotel para refrescarnos antes de proseguir con nuestros planes.
Conduciendo por la misma ruta, nos aseguramos de no perdernos el singular Miradouro do Véu da Noiva. Este mirador ofrece una espléndida vista de una cascada que cae al océano desde un alto acantilado y, sin duda, merece la pena visitarlo.
Otro punto destacado de nuestro itinerario fueron las imponentes formaciones rocosas de Ribeira da Janela. Estas llamativas y puntiagudas rocas surgen bruscamente del mar y crean una poderosa escena cuando las olas chocan contra ellas. Es una parada corta, pero imprescindible cuando se recorre la costa norte de Madeira.
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A medida que la temperatura aumentaba y el sol se elevaba, era el momento perfecto para bañarnos en las famosas piscinas naturales de Porto Moniz. Decidimos pasar aquí el resto del día. Esta hermosa instalación cuenta con varias piscinas volcánicas, y la entrada cuesta tres euros. Se pueden alquilar tumbonas y sombrillas por cinco euros cada una. También hay un restaurante donde se pueden pedir bebidas y comida. Es el lugar perfecto para relajarse en un día soleado en Madeira.
piscinas naturais porto moniz
Tras unas horas nadando y tomando el sol, planeamos visitar un último mirador para ver la puesta de sol. Así que recogimos nuestras cosas y nos dirigimos a Ponta do Tristão, uno de los mejores lugares de Madeira para contemplar la puesta de sol, que ofrece unas vistas magníficas de los acantilados costeros. Caminamos por un corto sendero hasta el borde del acantilado, donde había varios lugares tranquilos para sentarse y disfrutar de las extraordinarias vistas. Disfrutamos de una hermosa puesta de sol, mientras el sol anaranjado se hundía lentamente en el océano, proyectando un resplandor dorado sobre los acantilados. Lo que más nos gustó de este lugar fue que lo teníamos todo para nosotros, a diferencia de otros miradores más concurridos de la costa noroeste.
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Después de la puesta de sol, era hora de conducir de vuelta a Funchal tras una increíble aventura de dos días en la costa norte de Madeira. Pasamos unos días fantásticos y recomendamos fuertemente a todo el mundo que dedique al menos dos días a explorar las impresionantes rutas de senderismo, miradores y piscinas volcánicas de la región.
Dónde ir
Costa Norte

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