«¡Es la época más maravillosa del año!». Pocos dirán lo contrario sobre la letra de la famosa canción de Andy Williams, que se escucha por todas partes en este momento del año. La Navidad es, sin duda, una época mágica, que se vive de forma única en los distintos rincones del mundo. Es cierto que en muchos lugares las celebraciones navideñas son exactamente iguales a como canta la canción ―bajo un manto de nieve, tostando malvaviscos junto a la chimenea para combatir el frío―, sin embargo, en Madeira, ¡la Navidad es muy diferente! Aquí cambiamos el frío y la nieve por el acogedor calor de nuestro sol invernal. ¿Y los malvaviscos? Aquí no tienen cabida, porque nuestra cocina regional es tan rica e irresistible que además de llenarnos el estómago, nos llena el alma, dejando poco espacio para más.
Hasta el 7 de enero, Madeira y los madeirenses estarán en un estado de pura euforia, totalmente sumergidos en el encantador espíritu navideño que solo pueden comprender quienes viven «la fiesta» en la isla. Sí, la época festiva es tan especial para nosotros que la llamamos «A Festa» («la fiesta»), sin más.
Entonces, ¿estáis preparados para embarcaros en esta celebración con nosotros? Venid y descubrid por qué esta es la mejor época del año en el lugar más auténtico y especial.
Nuestras luces de Navidad
Uno de los momentos más esperados de la Navidad madeirense tiene lugar el día 1 de diciembre al anochecer, cuando Funchal se ilumina por fin para las celebraciones. Las principales avenidas se transforman en auténticos pasillos de luz que enamoran a lugareños y visitantes. Edificios públicos, iglesias, plazas y monumentos se unen a este espectáculo de luces, y convierten un paseo nocturno por la ciudad en una experiencia mágica, que anuncia que va a volver a ser Navidad. Desde la bahía de Funchal, la vista de la isla es especialmente impresionante, como un belén viviente e iluminado que celebra la llegada de la Navidad.
El encanto de nuestro mercadillo navideño
Situado en el corazón de Funchal, en plena avenida Arriaga, el Mercadillo de Navidad es el epicentro de las fiestas navideñas. Con decenas de puestecitos que sorprenden a los visitantes con lo más típico de Madeira, es el lugar perfecto para deleitarse con los sabores regionales y degustar las incomparables delicias navideñas que dan a este momento del año un toque especial. Bolo do caco (pan similar al mollete), pepito de carne vinha d'alhos (adobada con vino y ajo) para abrir el apetito, la imprescindible poncha y licores de temporada para brindar por los encuentros y reencuentros que tienen lugar en ese espacio donde todo son sonrisas, abrazos y deseos de prosperidad. Y por si esto fuera poco entretenimiento en la plaza central, también hay actuaciones musicales de varios artistas varias veces al día, lo que hace que nuestro mercadillo tenga una autenticidad y un encanto únicos.
Las misas del parto
¿En qué otro lugar del mundo se empieza a festejar a las cinco de la mañana? El inicio de las misas del parto, el 15 de diciembre, es la última llamada para empaparse del espíritu navideño, que a estas alturas se encuentra en cada rincón. Se celebran nueve misas en cada parroquia, que simbolizan los nueve meses del embarazo de María. En algunas pedanías, las fiestas comienzan incluso antes de la celebración religiosa, con grupos de personas que van de casa en casa, reuniendo a más y más gente, que camina cantando alegremente hasta la iglesia. Después de la misa, en el patio del edificio, la fiesta continúa hasta el amanecer, al son de las braguinhas (instrumento madeirense similar al laúd), los acordeones y las voces esperanzadoras. Entre canción y canción se bebe chocolate caliente, y los más valientes empiezan con los licores o incluso la tradicional poncha, que se abre paso con las broas (pan de maíz) traídas de casa y los pepitos de carne vinha d'alhos. Los que tienen que trabajar siguen de buen humor, mientras que los demás pueden irse a casa y descansar un rato antes de reanudar las fiestas.
La aldea etnográfica
Para todos los que quieran experimentar las costumbres tradicionales de Madeira, la aldea etnográfica, justo al lado del mercadillo de Navidad, es una especie de portal a las costumbres que definen el espíritu navideño de la isla. Las casas típicas, con sus emblemáticos tejados de paja, están decoradas con pequeños detalles que evocan la vida cotidiana de nuestros antepasados. En su interior, las manos expertas de los artesanos dan vida a piezas únicas, al tiempo que comparten las historias de generaciones y revelan los secretos de oficios casi olvidados. La fuente del Largo da Restauração se cubre con un belén gigante con cientos de diminutas figuras que representan la natividad. Al contemplar esta obra de arte, es difícil no hacer una comparación entre el belén y la propia isla de Madeira: un lugar rico en detalles, tradiciones e historias que contar.
La aldea navideña
Para los más pequeños, la Navidad es pura magia, y la Aldea de Navidad, situada en la plaza del municipio, es la realización de ese sueño. Entre carruseles, trenes encantados y algodón de azúcar, los ojos brillan con la misma intensidad que las luces que decoran el espacio. Y, por supuesto, siempre hay un lugar especial para enviar cartas a Papá Noel, donde cada petición está llena de esperanza y fantasía.
La Noche del Mercado
Hacer las últimas compras navideñas la noche del 23 de diciembre es una tradición que reúne a miles de madeirenses en el Mercado dos Lavradores de Funchal. Con las calles circundantes cerradas al tráfico, se transforman en un mercado al aire libre en el que se exponen frutas, verduras, flores, dulces y bebidas típicas de la época navideña. De la amalgama de aromas destaca el inconfundible olor a mandarina, una sensación olfativa que nos guía y nos da la bienvenida en estas fiestas. Preguntad a cualquier madeirense qué sabor asocia más con la Navidad, y la respuesta estará clara. Pasear por estas calles, encontrarse con caras conocidas y brindar por una feliz Navidad es sin duda irresistible, pero la verdadera esencia de esta tradición se encuentra en el interior del Mercado dos Lavradores. Hace más de 40 años, un grupo de amigos puso en marcha algo especial: cantar villancicos a las puertas del mercado. Al popularizarse la iniciativa, los villancicos pronto se celebraron en el interior del recinto y atrajeron a miles de personas, convirtiéndose en una de las tradiciones navideñas más apreciadas de Madeira.
Hoy, al son de las más bellas melodías ―desde villancicos tradicionales a los más clásicos― se vive más de una hora de armonía y unión. Es imposible no sentir cómo se calienta el corazón al oír las voces unidas en alegría, comunión y espíritu navideño.
Espectáculo de fuegos artificiales de Nochevieja
El 31 de diciembre, a medida que avanza la noche y el reloj da las doce, Madeira se llena de expectación y de un frenesí indescriptible. El espectáculo de fuegos artificiales que marca el comienzo del nuevo año en Madeira no necesita presentación. Clasificado como el mayor espectáculo pirotécnico del mundo en la Nochevieja de 2006 a 2007, conservó dicho honor otorgado por el Guinness World Records hasta 2012. La magia de la Nochevieja se concentra en la ciudad de Funchal, y la bahía se convierte en el anfiteatro para este espectáculo de luz y color. Las multitudes, dispersas por tierra y mar, observan asombradas cómo el horizonte se ilumina con estallidos de color que pintan el cielo nocturno en la noche más importante del año. Durante ocho minutos, Funchal se envuelve en una sinfonía visual de colores (rojo, dorado, azul y verde), que se refleja en las aguas de la bahía. La fiesta continúa hasta bien entrada la noche, en hoteles y discotecas, pero también en las calles de Funchal, en las que la fiesta solo da signos de flaqueza por la mañana.
Canto a los Reyes
Las fiestas navideñas se prolongan hasta principios de enero, con la celebración del Día de Reyes, que en Madeira es muy popular. Según la tradición, en la víspera del Día de Reyes, grupos de familiares y vecinos se reúnen, acompañados de instrumentos musicales regionales, y visitan por sorpresa las casas de parientes y amigos. En toda la isla, pero sobre todo en las zonas rurales, esta costumbre sigue viva y garantiza una velada animada tanto para los que se unen a los villancicos ambulantes como para los que abren sus puertas a los fiesteros, que, con la hospitalidad madeirense corriendo por sus venas, ofrecen los licores que sobraron de la Navidad y trozos del famoso Bolo-Rei (roscón de Reyes). Sin embargo, esta ocasión también se celebra en el centro de Funchal, en un gran espectáculo en el que se canta a los Reyes Magos, con varios coros que suben al escenario para una velada memorable, que culmina con el reparto de un roscón de Reyes gigante. ¡Y así, con un broche de oro, se dan por concluidas las fiestas navideñas de Madeira!
Ya os avisamos al principio de este artículo que la Navidad en Madeira es más que una celebración: es un estado de ánimo, una invitación a compartir y una oportunidad para vivir tradiciones únicas. Ya sea por las luces, los sabores o la alegría contagiosa de los madeirenses, «A Festa» es una experiencia inolvidable para todos aquellos que tienen el privilegio de vivirla. ¡Venid a celebrarla con nosotros y descubrid lo que hace que esta época en Madeira sea un recuerdo para toda la vida!
Ya os avisamos al principio de este artículo que la Navidad en Madeira es más que una celebración: es un estado de ánimo, una invitación a compartir y una oportunidad para vivir tradiciones únicas. Ya sea por las luces, los sabores o la alegría contagiosa de los madeirenses, «A Festa» es una experiencia inolvidable para todos aquellos que tienen el privilegio de vivirla. ¡Venid a celebrarla con nosotros y descubrid lo que hace que esta época en Madeira sea un recuerdo para toda la vida!
