Un impresionante testimonio de vulcanismo y erosión en altura.
El macizo montañoso de Madeira, que comprende toda la cordillera Central de la isla, abarca las zonas situadas por encima de los 1400 metros de altitud. Los imponentes picos de Madeira marcan intensamente los contornos del paisaje madeirense.
La cordillera Central de Madeira está considerada como Monumento Natural y ocupa una superficie de unas 8200 hectáreas. Aquí se delimitan dos zonas distintas. La parte oriental incluye los picos más altos de Madeira: Pico Ruivo (1862 m) y Pico do Areeiro (1818 m). Por su parte, la parte occidental está compuesta por los puntos más altos de la zona de Paúl da Serra, donde destacan el Pico Ruivo do Paúl (1640 m) y la zona de Bica da Cana (1620 m).
El perfil accidentado de esta región es el resultado de la erosión diferencial causada por la acción del agua sobre las rocas piroclásticas. Así, el relieve altamente accidentado de los picos de Madeira es un impresionante testimonio de la historia milenaria de origen volcánico de la isla.
Además de ser considerada una Reserva Geológica y de Vegetación de Altura, con varias especies de flora endémica, la cordillera Central, donde se encuentran los picos de Madeira, es el único lugar identificado para la nidificación de una ave marina poco común, el petrel de Madeira (Pterodroma madeira).