En Madeira, el mar es un templo sagrado. La relación simbiótica del archipiélago con el océano tiene siglos de antigüedad, pero sigue marcando el ritmo diario. Quizá por eso los surfistas de todo el mundo se sienten tan bien aquí, haciendo que el surf en Madeira sea una forma de conectar con este espacio de culto. La accidentada topografía de la isla es determinante para la formación constante de olas perfectas, limpias y grandes que han hecho famosos los puntos de surf de Madeira en el circuito internacional de surf. Cada vez son más los iconos de renombre mundial, como Grant «Twiggy» Baker o Garrett McNamara, que se rinden al potencial surfista de Madeira, considerada como el Hawái del Atlántico.