Consciente de la singularidad de su patrimonio natural, Madeira ha procurado, desde muy pronto, obtener estatutos de conservación, tanto a nivel nacional como mundial, para mantener la integridad y la vitalidad de sus espacios ecológicos. Así, a lo largo de los años, se han delimitado múltiples reservas naturales —totales y parciales— en Madeira. En la actualidad, alrededor de dos tercios de la superficie total de la isla de Madeira está clasificada como zona protegida, y existen numerosas reservas naturales, tanto en tierra como en el mar.