Una de las cosas que más nos gusta hacer en nuestra vida social es salir a cenar, sobre todo probar comida de distintos países. La gastronomía de Madeira está muy influenciada por lo que la naturaleza ofrece en abundancia en la isla, por ello, en los menús de sus numerosos restaurantes se pueden encontrar frutas, verduras y pescado. La cocina tradicional de Madeira tiene sabores únicos, como el bolo do caco (un pan similar a un mollete con sabor a ajo) y las lapas a la plancha con ajo, mantequilla y limón, dos platos clásicos que se sirven en todo el archipiélago.
Como destino turístico, los restaurantes de Madeira se adaptan a todos los paladares y a todos los presupuestos; hay opciones para todo el mundo. Tenemos el recuerdo imborrable de cómo los productos mantienen el mismo sabor que hace muchos años atrás, antes de que aparecieran los supermercados. Los productos saben como si se hubieran recolectado de la tierra, recogido de los árboles o pescado directamente del mar, frescos, y después llegaran al plato ese mismo día.
La isla también alberga tres restaurantes con estrellas Michelin, ubicados en Funchal, y teníamos reserva en dos de ellos. Este sería un momento especial durante nuestras vacaciones. Cenaríamos en el restaurante William, del hotel Reid's Palace, con una estrella Michelin, y en Il Gallo d'Oro, del hotel The Cliff Bay, con dos estrellas Michelin. Llegó la hora de ponerse ropa bonita para una noche llena de elegancia y buena comida en su máxima expresión.
Una velada en el William
Primero visitamos el restaurante William, que debe su nombre al fundador del hotel Reid's Palace, el señor William Reid. Al entrar en el restaurante, el maître nos dio la bienvenida de forma muy acogedora y nos mostró nuestra mesa, que tenía vistas impresionantes al mar desde la posición elevada del Reid's sobre la ciudad de Funchal. Debo confesar que esta debe ser la mejor vista posible desde una mesa de comedor, ya que los ventanales que van del suelo al techo garantizan que no haya interrupciones visuales. Al caer la noche, ver Funchal iluminada por las farolas es algo memorable.
La decoración parecía de la época del art déco, con paredes de caoba, balaustradas de latón y sofisticadas mantelerías blancas adornando la mesa, todo ello bajo el suave toque de la luz de las velas para crear ambiente. Sonreímos mientras admirábamos la elegancia del espacio y las vistas, ¡y aún no habían servido la comida!
Habíamos seleccionado el menú degustación con maridaje de vinos. La velada comenzó recibiendo en nuestra mesa la visita del jefe de cocina, Luís Pestana. El acto de presencia del chef responsable de crear la comida fue un momento especial que realzó la ocasión. Nos explicó brevemente la filosofía del restaurante y el menú que pronto disfrutaríamos. Nos contó que todos los platos parten de una base tradicional, influenciada por la cocina internacional contemporánea. Era evidente que sentía verdadera pasión por la comida que nos servía. El chef hizo una parada en todas las mesas del restaurante esa noche para tener esa conversación con los comensales.
Junto a la mesa estaba el sommelier, que nos presentó el primer vino de la noche y volvió antes de cada plato con un vino diferente y una explicación de por qué había sido elegido para acompañar a ese plato. Como amantes del vino, esto fue una gran contribución a la experiencia global en el William.
Considero que también es importante destacar la amabilidad de todo el personal. Sabíamos que sería una velada especial en el William desde el momento en que llegó el primer plato: trucha de la cercana playa de Seixal con pepino fermentado y physalis para empezar la noche de forma refrescante y ligera. Cada plato que llegaba era a la vez una obra maestra culinaria y una obra de arte servida frente a nosotros. Destacamos el plato de solomillo de ternera con laurel, maíz y castañas, al igual que el postre de chocolate, un rico capricho acompañado con un delicioso vino de Madeira para poner fin a la velada.
La magia de Il Gallo d'Oro
Pasamos dos semanas en Madeira y dividimos en ese tiempo nuestras visitas a los restaurantes con estrellas Michelin. De esta manera, tuvimos tiempo para saborear la experiencia en el William a la vez que esperábamos la siguiente aventura culinaria en Il Gallo d'Oro, galardonado con dos estrellas Michelin y hogar del chef Benoît Sinthon desde 2004.
Una vez más, el restaurante goza de una ubicación excepcional en el hotel The Cliff Bay. La decoración es mucho más contemporánea y minimalista. Nos acompañaron a nuestra mesa mientras nos explicaban lo que pronto comeríamos. Habíamos elegido de nuevo el menú degustación con maridaje de vinos, lo que, para los amantes de esta bebida, engrandece la velada.
El menú explora los productos tradicionales de Madeira, pero la interpretación es bastante única, y cada plato se revela de forma dramática bajo una cubierta de plata en forma de campana. Una velada en Il Gallo d'Oro es una sobrecarga sensorial, en la que se combinan sensaciones artísticas, aromáticas, visuales y gustativas que nos dejan en la búsqueda de los mejores superlativos para describir cada plato.
Tras cada degustación se siente una sensación de emoción por lo que viene después, y cada plato está cuidadosamente seleccionado para, desde el primero hasta el último, llevar de viaje a las papilas gustativas.
Obviamente, la comida es la protagonista en Il Gallo d'Oro, pero lo que garantiza que la experiencia sea aún más excelente de lo que se pueda imaginar es la atención del maître, el sommelier y el personal del restaurante. La selección de panes, mantequillas, sales y cuchillos de carne forma parte de la presentación y los intrincados detalles que definen la cocina de dos estrellas Michelin. Incluso la elección del plato para cada experiencia gastronómica era algo único.
Probamos ocho platos de gran singularidad, cada uno con un sabor delicioso y una presentación asombrosa. Fue una combinación de comida y teatro que nos ofreció cuatro horas de entretenimiento. Sin duda, una velada que mi esposa y yo nunca olvidaremos.
Una vez más, Madeira ha estado a la altura, y estamos impacientes por visitar Desarma, el restaurante madeirense galardonado recientemente por Michelin que se sitúa en la última planta del hotel The Views Baia.
Andy Sullivan