Considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la laurisilva, de unos veinte millones de años de antigüedad, es una rara selva subtropical. Es un monumento vivo, una oda a la naturaleza.
Con un valioso patrimonio natural, el archipiélago de Madeira ha hecho de la preservación una prioridad, con gran parte de su territorio protegido bajo diferentes clasificaciones.
Los miradores que salpican el archipiélago son paradas obligadas, ya sea para la simple contemplación o para las pausas entre paseos y recorridos, siempre con vistas impresionantes.