Deportes acuáticos en Porto Santo

Aventuras en familia en las aguas cristalinas de la Isla dorada
Madeira Blog 1
Francisco Lufinha
Viajes familiares inolvidables
Fecha:
ene. 23, 2024
Tiempo de lectura:
-min
Somos grandes aficionados a los deportes acuáticos, algo que no falta en Porto Santo; si no, no estaríamos hablando de una isla llena de pequeñas calas y vastos arenales bañados por aguas cristalinas.
Piragüismo, buceo, surf de pala, bodyboard, wing foil y submarinismo... Había tantas opciones que nos resultó difícil encajar todo en nuestro plan. Pero como nos encantan los deportes acuáticos, nos propusimos probar todo lo que había disponible.
Comenzamos con el piragüismo, que acabamos practicando dos veces. La primera fue en la playa de Calheta. Nos lanzamos al mar con Matías en dos kayaks: yo, Margarida y los niños en un kayak grande; Matías y su perro de aguas, en otro. Por lo que pudimos comprobar, el perro siempre va con él al mar y vimos lo a gusto que se sentía en el kayak.
Canoagem no Porto Santo
Remamos hacia el islote de Cal, donde llegamos por el lado norte, ya que el mar estaba en calma. En un momento dado, Matías nos pregunta: «¿Veis esa grieta en la roca? ¡Es por allí!». Un rápido análisis nos dio la idea de que sería imposible entrar en ese agujero con el kayak. El caso es que, incluso con solo unos centímetros a cada lado del kayak, conseguimos entrar en la cueva. Una vez dentro, nos dimos cuenta de que por un lado estaba oscuro, pero por el otro podíamos ver el mar con su color azul cristalino, gracias a los rayos de sol que pasaban bajo las rocas e iluminaban nuestro camino. Este fue uno de los momentos culminantes del piragüismo, y en el camino de vuelta a Calheta todavía nos emocionamos mucho cogiendo la espuma de las olas que rompían en el fondo del canal poco profundo.
Canoagem no Porto Santo
La segunda ronda de piragüismo tuvo lugar al otro lado de la isla, donde aprovechamos para combinar lo útil con lo agradable y remamos hasta el lugar donde íbamos a hacer buceo. Matías nos habló de su amigo ―un pulpo salvaje― y nos comentó que, si teníamos suerte, ¡podríamos verlo de cerca! Por supuesto, nos reímos cuando nos dijo que el pulpo era su amigo, y confieso que nos mostramos muy reticentes a bucear con el pulpo en el lugar donde nos aseguró que podríamos encontrarlo.
Salimos con el kayak desde la playa, al principio con algo de emoción, ya que tuvimos que remar contra la espuma de las olas, rodeados de rocas, pero en poco tiempo estábamos flotando sin viento, en unas aguas increíbles (cristalinas y cálidas) esperando a que todo el grupo se reuniera en el mar. No esperamos mucho, pero fue suficiente para que los niños se metieran en el agua y empezaran a curiosear con las gafas de bucear en busca de vida marina.
Snorkelling no Porto Santo
Cuando estuvimos todos juntos de nuevo continuamos nuestro camino con el kayak. Seguimos remando por calas y pequeños rápidos entre las rocas (había para todos los gustos, con o sin emoción, pero siempre optábamos por los más emocionantes), con Matías y su perro a la cabeza. Después de unos 15 minutos, arrastramos los kayaks hasta una roca menos profunda y comenzamos nuestra aventura de buceo.
Nos pusimos las aletas, nos ajustamos las gafas y los tubos de buceo y nos lanzamos al agua en busca de vida submarina. «¡Aquí está!» ―exclamó inmediatamente Matías―, refiriéndose a su amigo el pulpo. Nadamos rápidamente hacia él, y, cuando metimos la cabeza en el agua, ¡ahí estaba acariciando al pulpo! No nos lo podíamos creer: el pulpo estaba allí mismo con él; era espectacular verlo.
Como no nos cansamos de los deportes acuáticos, otro día estuvimos en la (gigantesca) playa de Porto Santo y fuimos al pie del antiguo muelle, donde los lugareños saltaban de forma atrevida desde lo alto hacia el mar. Decidimos hacer surf de pala junto a la playa, pasando por debajo del muelle y viendo de cerca los saltos de esos niños valientes. El surf de pala es una de las formas más sencillas de disfrutar de las espectaculares aguas de Porto Santo, tanto en las rocas como en el arenal. Además, es fácil llevar a los niños y es estupendo para mantenerse en forma sin demasiado esfuerzo, ¡pero requiere un buen equilibrio!
Un deporte acuático en auge es el wing foil, perfecto para bordear las extensas playas de arena de Porto Santo. Cuando el viento sopla lo suficiente como para levantar la tabla del agua, empezamos a volar bajo con la hidroala, dejamos de oír el ruido del agua y nos fuimos abriendo paso junto a la arena. Actualmente es uno de mis deportes acuáticos favoritos.

Los niños querían hacer bodyboard, pero ese día no había olas, así que acabamos subiéndolos a una lancha motora y así experimentaron algunas emociones con las rápidas curvas y contracurvas, con algunas caídas y bastante buen humor. Es relativamente fácil encontrar una tabla de bodyboard en los centros de deportes acuáticos.
La actividad favorita de Margarida es el submarinismo, ya que le encanta estar bajo el agua observando la vida marina, descubriendo corales y pecios, en la paz que transmite el mundo submarino. Y una de las mañanas conseguimos bucear desde el puerto deportivo de Porto Santo hasta un pecio cerca del islote superior, que se encuentra a una cómoda profundidad de unos 20 metros, lo que lo convierte en una inmersión tranquila. Los niños y yo nos quedamos en la superficie con nuestro equipo de buceo, viendo a Margarida descender a las aguas azules.
Si hay algo que no puedes perderte en Porto Santo son los deportes acuáticos. ¡Una de las principales razones por las que nos encanta esta isla!
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